Información de salud


Duodenitis

El duodeno es la primera parte del intestino delgado. Se encuentra justo debajo del estómago. La duodenitis es la inflamación de la mucosa o el revestimiento interno del duodeno. En esta hoja encontrará más información sobre esta afección.

Corte transversal de estómago y duodeno. El duodeno está inflamado.

Causas de la duodenitis

La causa más común de la duodenitis es una infección por la bacteria H. pylori (Helicobacter pylori). También puede contraer esta afección si:

  • Toma medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno y aspirina, durante un tiempo prolongado

  • Tiene celiaquía, es decir, alergia al gluten

  • Tiene la enfermedad de Crohn

  • Bebe alcohol

  • Fuma

Síntomas de la duodenitis

Esta afección a veces no produce síntomas. Los síntomas, cuando existen, pueden ser los siguientes:

  • Ardor, cólicos o dolor de estómago semejante al del hambre

  • Gases o sensación de inflamiento

  • Malestar estomacal (náuseas) y vómitos

  • Sensación de saciedad poco después de empezar a comer

Diagnóstico de la duodenitis

Si su proveedor de atención médica sospecha que tiene duodenitis, es posible que le hagan las siguientes pruebas para confirmarlo:

  • Endoscopia superior con biopsia. Durante esta prueba, se usa un tubo delgado y flexible (endoscopio) que tiene una cámara y luz en un extremo. Su proveedor de atención médica introduce el endoscopio por la garganta y el estómago hasta el duodeno. Este instrumento envía imágenes del duodeno a una pantalla de video. Pueden tomarle muestras pequeñas (biopsia) de la mucosa del duodeno. Estas muestras se enviarán a un laboratorio para ver si hay presencia de H. pylori.

  • Análisis de sangre, de heces, prueba de aliento o biopsia gástrica. Con estos análisis se puede determinar la presencia de H. pylori o de otros gérmenes. Se toman muestras de sangre o de heces para analizarlas en un laboratorio. Los análisis de sangre también pueden detectar si tiene celiaquía. Para la prueba de aliento, tragará un compuesto no dañino. Si tiene bacterias H. pylori en el cuerpo, su aliento contendrá una cantidad adicional de dióxido de carbono.

  • Serie gastrointestinal superior (en raras ocasiones). Esta prueba permite obtener más información sobre el tubo digestivo. Se toman radiografías del tubo digestivo superior, desde la boca hasta el intestino delgado.

Tratamiento de la duodenitis

Si tiene duodenitis, uno o más de estos tratamientos podrían ayudarlo:

  • Tomar antibióticos para eliminar la bacteria H. pylori

  • Tomar medicamentos para reducir la producción de ácido en el estómago

  • Dejar de tomar antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como aspirina o ibuprofeno. Sin embargo, si toma aspirinas por un problema médico, como una enfermedad del corazón o un ataque o derrame cerebral, no deje de tomarlas hasta consultar con su proveedor de atención médica. Si toma AINE para la artritis o el dolor, consulte con el proveedor para ver si hay otras alternativas.

  • Adoptar una alimentación libre de gluten si la causa de la duodenitis es la celiaquía

  • Evitar las bebidas alcohólicas

  • Dejar de fumar

Su proveedor de atención médica puede darle más información acerca de los tratamientos necesarios.

Recuperación y seguimiento médico

Con tratamiento, la mayoría de los casos de duodenitis se curan completamente. En casos poco frecuentes, puede convertirse en un problema continuo (crónico) o avanzar hasta convertirse en una úlcera duodenal. Si los síntomas no mejoran o si desaparecen y vuelven a aparecer, avise a su proveedor de atención médica. En estos casos, el tratamiento y las visitas regulares al proveedor de atención médica son necesarios para controlar el problema. 

Cuándo llamar al proveedor de atención médica

Llame de inmediato a su proveedor de atención médica en cualquiera de los siguientes casos:

  • Fiebre de 100.4 ° F ( 38 °C) o superior, o según la indicación de su proveedor

  • Escalofríos

  • Náuseas o vómitos (el vómito puede tener sangre o tener el aspecto de café molido)

  • Heces negruzcas, alquitranadas o manchadas de sangre

  • Dolor abdominal repentino o grave

  • Dolor que no mejora con el tratamiento

  • Pérdida acelerada de peso

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