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Si su hijo necesita un estoma

Si su hijo tiene un problema que le afecta los intestinos, es posible que necesite un estoma . Un estoma es una abertura que se realiza al costado del abdomen. Se une el intestino con esta abertura. De esta manera, se obtiene una vía nueva para la expulsión de heces y mucosidad del cuerpo. Es importante que usted ayude a cuidar el estoma de su hijo en casa. Esto contribuirá a que su hijo se adapte a tener un estoma.

¿Cómo funciona un estoma?

Durante la cirugía, se extirpa o se corta el colon o una parte del intestino delgado. Se hace una abertura pequeña en la pared del abdomen. Luego, se une el extremo del intestino a la abertura. El extremo del intestino se dobla, formando un anillo pequeño. Esto es el estoma. De esta manera, los excrementos saldrán del cuerpo a través del estoma. El estoma se conecta a una bolsa. Le enseñarán cómo cuidar de este dispositivo. 

Contorno del abdomen de una niña que muestra la bolsa alrededor del estoma.
El estoma permite expulsar del cuerpo las heces y las mucosidades, que luego se recogen dentro de una bolsa.

¿Por qué se realiza un estoma?

Se requiere la realización de un estoma si su hijo tiene un problema intestinal. Este problema se puede producir debido a:

  • Un problema de salud al nacer (congénito), como una malrotación del intestino

  • Una enfermedad que afecta los intestinos, como la colitis ulcerosa

  • Una lesión o cirugía que afectó los intestinos

El estoma puede ser temporal si se requiere que el intestino sane después de una enfermedad o cirugía. El estoma puede ser permanente si el intestino está dañado o se extirpó gran parte de este.

Cómo cuidar al niño

Antes de que usted y su hijo salgan del hospital, le darán instrucciones para administrar cuidados en el hogar. Es probable que usted se reúna con un enfermero de ostomía. Será necesario que usted ayude a su hijo a cuidarse el estoma y la piel que lo rodea. Siga todas las instrucciones que le dé el proveedor de atención médica o el enfermero de ostomía de su hijo. Asegúrese de hacer lo siguiente:

  • Mantenga el estoma y la piel limpios. Proteja la piel de la humedad y del contacto con heces. Esto ayuda a prevenir molestias y úlceras en la piel.

  • Vacíe la bolsa del estoma con regularidad. Esto se debe hacer generalmente después de cada defecación. Familiarícese con los hábitos intestinales del niño. Conozca la cantidad y la textura de las heces habituales de su hijo.

Cómo ayudar a su hijo a vivir con un estoma

El estoma no debería causarle ningún dolor a su hijo. Pero quizás tarde un tiempo en acostumbrarse a tenerlo. Animarlo para que retome su rutina habitual puede ser beneficioso para el niño.

  • Su hijo puede hacer las mismas actividades que otros niños. Consulte con el proveedor de atención médica de su hijo qué actividades físicas son las adecuadas para él.

  • Su hijo puede continuar con la alimentación habitual, a menos que el proveedor de atención médica le indique lo contrario.

  • Su hijo puede ponerse la misma ropa que antes. Las bolsas de estoma están diseñadas para quedar al ras del cuerpo. Puede usarla debajo de la ropa, donde no se vea.

  • Reúnase con las personas que cuidan a su hijo o con sus maestros y explíqueles las necesidades del niño. Asegúrese de que estas personas sepan cómo pueden comunicarse con usted o con el proveedor de atención médica de su hijo si surge un problema o una emergencia.

  • Es importante contar con suministros adicionales para cuidar el estoma de su hijo en el hogar y en la escuela.

Cuándo llamar al proveedor de atención médica

Llame al proveedor de atención médica de inmediato si su hijo presenta cualquiera de los siguientes síntomas:

  • La piel que rodea el estoma está enrojecida, supura líquido, sangra o se ha roto

  • La piel que rodea el estoma le pica, le causa escozor o tiene puntos blancos

  • El estoma se hincha, cambia de color o sangra sin cesar

  • El estoma pierde volumen o se hunde en la piel, o sobresale más de lo habitual

  • Cólicos o dolor abdominal

  • Las heces son más aguadas o se producen con menor frecuencia de lo habitual

  • Las heces son sanguinolentas o de color negro

  • Fiebre de 100.4 °F ( 38.0 °C) o superior, o según le indique el proveedor de atención médica

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